«Una coqueta maldición» Capítulo 3

Ahora veamos qué tal está la convivencia de Tamy con los gemelos x3

…………………………………………………………………………………………………….

Capítulo 3

Para su mala suerte, varios meses habían pasado. Cuatro, para ser exactos, y él seguía orinando sentado.

Pero aunque al principio todo había sido muy dificultoso, ahora se podría decir que todo estaba bajo control. Tom se iba adaptando poco a poco. Jamás pensó que ser mujer sería tan difícil, todo lo contrario a lo que él alguna vez había pensado, ¡por Dios que no! y eso lo había comprobado con el paso de los días…
Una mañana Tom se levantó por dolores incomodos, unos que antes jamás había sentido, pero lo atribuyo al hecho de que algo le había caído pesado pensando que era el estomago lo que lo perjudicaba. No pudo evitar dar el grito al cielo cuando fue al baño, descubriendo su desagradable y nueva condición…
Cuando Zoey le explicó de la manera más fácil de qué se trataba, Tom sin saber exactamente por qué, luego de ponerse a replicar y soltar cada insulto oído y no oído por gente común, soltó las de cocodrilo como hacía mucho no lo había hecho añorado severamente volver a ser quien era. Jamás se le cruzó por la cabeza que también eso se le atribuiría al ser mujer; realmente había sido estúpido pensar así. Lo más bochornoso fue tener que pasar a la fuerza más de una hora con Zoey explicándole todo por lo que ahora tenía que pasar en esos días difíciles; cambios de humor, malestares, rara vez brote de acné, analgésicos e incluidos los tampones y toallas sanitarias. Por supuesto, la cara de Tom era la de un aterrado niño al que le han avisado que de ahora en adelante comerá brócoli en vez de pastel; para nada le agradó aquello. Una gran parte de él agradecía haber encontrado a su nueva amiga.
Afortunadamente había aprendido a dejar de quejarse al ver que era inútil hacerlo. Aunque eso de estar cuatro meses así no era para nada alentador.

Por otro lado, no había perdido el tiempo. Bill y Tom, al parecer le habían tomado un cierto interés y por suerte había conseguido que salieran seguido en todos estos meses. Aunque claro… salía con ambos y eso le dificultaba su verdadera misión. ¿Pero cómo podría conquistarse a sí mismo cuando verdaderamente amaba a su gemelo? Era una cosa bastante chiflada, pero tenía que hacerlo, quejarse estaba prohibido.
Pero eso sí, no podía evitar desesperarse cuando Bill y Tom peleaban “disimuladamente” por ella; porque sí, en cada cita lo hacían. Sabía perfectamente que sus peleas no se debían a que les gustara a ambos, era ridículo. Lo que dedujo, guiándose por su verdadera mentalidad, es que sólo competían por hacer enrabietar al otro. ¡Y coño que siempre lo conseguían! Pero cerca de sentirse utilizada, le daba igual porque en todas sus salidas se la había pasado genial.
En una ocasión fueron al Golf, demostrando su destreza con los palos. Y, poseída por la adrenalina, Tamy impulsó a Bill y Tom para iniciar una divertida carrera de carritos de golf, algo que los gemelos no pudieron negarse, ya que Tom siempre le había sugerido aquello a Bill y al encontrar una candidata más a su travesura, fue inevitable decir no.

—¡Yo voy con Tamy! —gritaron al unísono los gemelos. Tamy hizo una mueca, pensando: “Eww, ¿así es como nos vemos cuando hablamos igual?” Pero sólo eso pudo pensar ya que un brazo fuerte la tomó por la muñeca y la haló dentro de uno de los carritos.

—¡JA! Ella está en mi equipo…

—¡Bill, no se vale!

—¿Acaso mencioné que esto sería en equipos? —se lamentó Tamy en silencio mientras que Bill y Tom se agredían con miradas. Vaya que eran obvios cuando peleaban—. Bueno, ya. Vamos a hacerlo sí o no…

Tom amenazó a su hermano con la típica seña de I see you mientras abordaba su carrito por lo que Bill sólo se encogió de hombros. ¿Por qué insistían en picarse?
La carrera inició de un extremo a otro, esquivando personas que pasivamente jugaban y cada quien intentando bloquear y rebasar al otro, porque sí… los gemelos eran los que conducían.
Al final la carrera terminó y lo único que se ganaron fue un bochornoso regaño y que los vetaran del lugar por lo menos hasta que cambiaran de dueño.

Habían ido a la playa alguna vez, lo que fue algo que a Tamy al principio le agradó. Pero cuando Zoey le dijo que de a ley tendría que usar un bikini, su felicidad se amargó. Pero no podía hacer otra cosa más que quejarse, pues sabía perfectamente que eso sería un buen atributo para llamar la atención de su objetivo. Se arrepintió al estar ahí. Se sentía desnudo ante los demás y súper incómodo. Eso sí, no pudo evitar sentirse complacido al notar que Tom pegó su vista en ella como imán en todo el día. Pero claro, no faltó la guerrilla entre los gemelos.
Bill sugirió hacer emblemáticos castillos de arena, ya que sabía de sobra que Tom detestaba tal ñoñez, por lo que le daría oportunidad de ganar la atención de Tamy, porque no había chica que no le gustara hacer figurillas en la arena… sí, claro. Tamy fingió una sonrisa tiesa a tal sugerencia; estuvo tentada a escupir un gran ¡NO! pero por obvias razones tuvo que tragárselo.

—Bueeeeno, ¡estoy en el equipo de Tamy!

—¿Qué? Tom, a ti ni siquiera te gusta esto…

Tamy reviró los ojos. Lo único que hizo fue resignarse e irse a sentar frente a un chichón de arena que comenzó a juntar.

—Lo que sea. Además, de todas formas siempre termino ayudándote porque tú ni siquiera sabes hacerlos bien —su él femenino ladeó la boca; bueno, eso era algo cierto.

Y sin más, Tom fue a sentarse junto a la chica dejando a su hermano echando chispas.
No tuvo de otra más que empezar con el suyo, mientras que sus acompañantes ya comenzaban a irradiar la infelicidad y pereza de la actividad. Los minutos pasaron y Bill ya había terminado su adorado castillo. Asintió conforme mientras observaba su creación. Pero al mirar a su izquierda y ver que lo único que hacia su hermano era hablotear con la chica Rapunzel entre risas tontas mientras que su castillo estaba abandonado, no pudo evitar sentirse molesto. Decidió que ya era hora.

—¡Abran pasooooo! Que el gigante se aproxima…

Tom observó las intenciones de su hermano.

—¿Qué? ¡Bill! No te atrevas… —pero sí se atrevió.

—¡Push, pash! —y como si apenas supiera andar, con pasos grandes pasó por encima del castillo de ambos Toms destrozando todo a su paso. Tom y Tamy querían asesinar a su hermano. El de rastas se levantó y empujó a Bill, quien cayo de pompas en la arena ocasionando que se riera—. Jajaja… ¿Qué tiene? Sabías que el Gigante vendría.

—Sí, pero siempre viene cuando ya terminamos de hacerlo, ¡fue muy pronto! —y es que cada que terminaban de hacer alguna figura en la arena, se divertían destrozándola al final imaginando infantilmente que eran gigantes que atentaban contra aquel diminuto castillo.

—Qué más da. Además, ni siquiera llevaban nada avanzado. ¿Qué se supone que era eso? Dijimos castillos no Iglús —señaló lo que antes era una bola de arena.

—Eso es porque ni siquiera sabías qué estábamos haciendo —agregó Tom frustrado.

—Da igual, estaba feo.

—Era una tortuga —dijo Tamy con calma, aunque recriminadora.

—Oh, por eso tenía esas cuatro bolitas alrededor —Bill reaccionó— aww, sus piececillos, qué bonita era. Vamos, terminémosla —se sentó junto a Tamy y ella no pudo evitar sonreír, conociendo lo impredecible que era su gemelo. Tom, negando con la cabeza, no tuvo más remedio que unirse de nuevo a revivir a la tortuga.

Un día lluvioso, habían ido a jugar videojuegos en un local que hallaron inesperadamente. Jugó torpemente con Bill en el pump it up, consiguiendo que a los tres les doliera el costado por la risa que los invadió al ver lo ridículos que se veían. Pero lo que dejó a Tom con la boca abierta fue cuando jugaron al Guitar Hero. Tamy no dudó en poner en práctica todo lo que sabía con movimientos y todo, sonriendo victoriosa al notar cómo la miraba Tom… igual a una diosa. Un gran punto extra a su favor.

—¡Vaya, Tamy! ¿Sabes tocar la guitarra? —el brillo en los ojos de Tom era revelador.

Tamy no dudó en presumir, como era costumbre hacer.

—¡Pero claro! Bucked Head no me llega ni a los talones —sonrió y enseguida contagió al de rastas. Bill se mantenía un poco ajeno a la conversación.

—Eso he notado —de pronto, para sus ojos, Tamy se convirtió en algo más que un simple capricho. Un simple detalle puede cambiar muchas cosas—. No es común para mí conocer a chicas con esa cualidad pero tú has roto mi esquema. Ven, siéntate a mi lado —la sentó junto a él como si así pudiera contagiarse de su destello de suerte. Bill apretó la mandíbula y los siguió.

—Nein! Ella se sienta junto a mí —y como niño chiquito se sentó entre ellos. Tom abrió los ojos con incredulidad—, que tú sólo vas a presumir y la vas a aburrir con tu palabrería de por qué según eres el mejor.

—¿Qué? Yo no haré eso…

Tamy no pudo evitar reír. Le encantaba saber cuanto lo conocía su gemelo.

—Tom, te he visto relatarle al espejo con gestos incluidos y toda la cosa un discurso bien detallado del porqué de tu gran don para tocar la guitarra —Tom abrió la boca, sin habla. Bill volteó hacia Tamy, quien había borrado por completo su sonrisa y la había remplazado por un rubor ardiente de vergüenza. ¡Se suponía que eso era secreto!—. Y créeme, no quieres escucharlo —Tamy apenas y negó, intentando disimular.

Y esta vez, hace pocos días, Tamy fue invitada nuevamente por sus dos nuevos amigos a cenar a un restaurante Italiano, ya que ella en una ocasión mencionó que era su comida favorita. No fue hasta estar ahí cuando le informaron las buenas nuevas.

—¿Enserio? ¡Wow! Eso es genial —Tamy abandonó sus fideos por un momento, orgullosa por lo que acababa de escuchar.

—Sí, nuestras Aliens lo hicieron otra vez.

—Merecen que hayan ganado, son las mejores —Bill asintió mientras masticaba, concordando con su hermano—. Incluso obsequié una de mis guitarras —Tamy se atragantó con la comida.

—¿C-cómo dices? —empezó a hacer memoria de todas sus hermosas guitarras. ¡A todas las amaba! No podía entender cómo es que él había tenido el coraje de regalar a una de sus nenas.

—Pues eso —respondió Bill por su gemelo— ellas siempre hacen mucho por nosotros y bueno, hasta creo que eso es poco para lo mucho que se merecen —Tom se encogió de hombros y asintió. Tamy, tras pensarlo detenidamente, no pudo estar más que de acuerdo. Claro que supuso que Bill había tenido algo de influencia en Tom para hacer tal cosa, porque sabía de sobra que él solo no tendría el coraje de tomar esa decisión. Eso sí, no quiso saber cuál de ellas era la que se había ido.

Tom acercó sus labios al oído de la chica y le susurró:

—Si aceptas puedo invitarte algún día a tocar juntos. Tengo variedad de guitarras que puedes escoger —Tom dedicó una leve mirada a Bill, quién los miraba con cautela. El de rastas sonrió—, claro, cuando Bill no esté de colado, eso a él no le interesa —dijo Tom con sorna, pero también con una pequeña pizca de tristeza.

¿Hasta dónde había llegado la relación entre ellos?
Si seguían peleándose por su culpa, jamás se lo perdonaría. Quizá habría sido mejor que ella nunca hubiera aparecido en sus vidas.
Todo esto era tan desalentador. Su vida era mucho más fácil como hombre, sea para lo que sea. Ahora se sentía inútil. ¿Cómo rayos ya habían pasado cuatro meses y él ni siquiera había conseguido ir más profundo con… Tom? Era algo muy desalentador, pero ahí seguía él, luchando por alcanzarlo. Claro, ganándose seguramente el desprecio de Bill si llegaba a conseguirlo, pero si con eso lograba volver a ser quien era y así estar con Bill por siempre, por supuesto que lo haría.
Sea lo que tenga qué hacer…

***

Tamy se veía preciosa. Por primera vez en estos últimos meses no podía dejar de apartar la mirada de su reflejo. Sus ojos lucían enormes y con cierto brillo. Su maquillaje era el adecuado y sus mejillas levemente coloradas le daban un toque tierno e inocente. Sus labios sólo tenían brillo lo que la hizo lucir más natural. Zoey se había divertido mucho al peinarle el cabello. No hizo más que ondular las puntas dándole forma y movilidad, colocándole una formula para darle un brillo espectacular. Una azulada blusa escotada y una falda con tablas, era su sencillo atuendo que él muy bien sabía utilizar. Los tacones la hicieron lucir mucho más esbelta.
Sí, esta noche se vería con los gemelos una vez más.

Tomó su bolso (pues ya no podía salir a ninguna parte sin él), y salió del baño sintiéndose con la suficiente fuerza de voluntad para apartarse del espejo.
Lo primero que vio al salir fue a Zoey sentado sobre la cama pintándose las uñas de los pies. La mascarilla de aguacate que tenía embarrada en el rostro fue otra de las razones por las que Tom no pudo evitar reír.

—Genial, lo que me faltaba. Tener un padre gay —sonrió cuando Zoey posó su mirada en él.

—No estás en posición para decir algo como eso —le recriminó a Tamy y ésta sonrió aún más.

—Mientras no hagas guacamole en la cama, está bien.

—¿Qué se supone que quiere decir eso?

Tamy rio con fuerzas y, diciéndole adiós con la mano, salió de la habitación. Ya se hacía tarde.

Después de media hora de recorrido en auto, llegó a casa de los gemelos (pues después de haber ganado su confianza no hubo problema para que le dieran la dirección de su casa, que por supuesto no era necesario), y sin perder más tiempo tocó la puerta.
Bill le abrió la puerta de inmediato. Su cara de pocos amigos le dio la bienvenida.

—Hola Tamy —la dejó pasar y ésta entró sintiéndose como en su casa, literal.

—Llegué un poco tarde porque mi padre me distrajo al último momento, pero aquí estoy —Bill asintió sin ánimos y de nueva cuenta se sentó sobre el sofá en el que se encontraba antes de que Tamy llegara—. Bien, ¿Tom ya está listo? ¿Dónde está?

—Tom no va a venir.

Tamy frunció el ceño, confundida.

—¿Qué? ¿Cómo que no viene? ¿Por qué?

Bill la miró por unos segundos antes de responder:

—Se podría decir que encontró otra “cosa” mejor qué hacer —soltó sin más. Tamy se quedó quieta sin saber qué decir y Bill, al darse cuenta de su silencio, concluyó—: se fue con una chica —fue ahí cuando Tamy se vino abajo.

No supo por qué se empezó a sentir mal, no supo por qué un enorme nudo se atoró en su garganta, pero por primera vez sintió un profundo odio hacia… sí mismo.
De modo que no había cambiado en nada, seguía siendo el mismo Casanova insensible de siempre y justo ahora se venía enterando. ¿Cómo era posible que con una sola acción pudiera destruir tanto? ¿De qué había servido todo este tiempo hacerse el lindo para él si de cualquier manera terminaría en la basura? Y lo peor es que Bill era quien salía más herido. Ni él ni ella merecían esta grosería.

—Así que se fue con otra… —procesó aquella información. De igual manera se sentó junto a Bill mientras aventaba su elaborado bolso con desgano en el sofá.

—Sep. La conoció apenas ayer y hoy quedaron de verse en The blue, creo que es bailarina o algo así —confesó el rubio. “Bailarina tenía que ser” Tamy pensó mientras asentía, dolido y enfadado. Bill se dio cuenta de eso al instante—. Hey, no te sientas mal. Tom es así, hoy le gusta el negro y mañana le gusta el blanco, es un canalla.

Tamy se quedó mirando al infinito.

—Hum, es peor que eso…

—Concuerdo —medio sonrió— mira… —soltó aire— tú me caes bien, no sé cómo lo hiciste pero te he tomado cariño, igual que a una hermana y… me he dado cuenta que te gusta, por eso estoy molesto con él —Tamy abrió los ojos he intentó negar tal hecho, pero Bill no la dejó—. Te tomó el pelo como lo hace conmigo siempre… sólo juega y cuando se aburre va por otra cosa —Tamy sintió una enorme necesidad de tragar saliva. ¿Enserio Bill pensaba eso de él? Bueno, ante las circunstancias era aceptable, pero no dejaba de hacerlo sentir un miserable—. ¿Sabes? —Bill interrumpió su pelea mental— él no siempre fue así. Antes era muy atento conmigo, tú sabes, me quería de verdad —Bill procesó lo último que dijo y corrigió— todo fraternal, quiero decir… cada vez que me enfermaba, cuando tenía miedo… todas esas veces cuando me sentía solo, él venía y se quedaba conmigo dándome apoyo. Incluso le compuse una canción —“una de tantas” pensó. Bill la miró con brillo en los ojos y Tamy compartió su intensidad— In die nacht, es nuestra canción.

Sólo entonces, Tamy pudo sonreír.

—Eso lo sé, y él la adora —y amó cada momento en el escenario cuando la luz sólo los reflejaba a ellos dos, lejos del mundo, lejos de todos… sólo se tenían el uno al otro. ¿Dónde había quedado la magia?

—Ya no estoy seguro de eso… —de pronto los ojos de Bill se enrojecieron ante su atenta mirada. Eso hizo sentir a Tamy verdaderamente mal. Tomó su mano sin pensarlo.

—No Billy, no digas eso. Estoy segura que él te quiere muchísimo. Eres su otra mitad. Digo, son gemelos, eso es irremplazable —Bill la miró con tristeza no teniendo mucha fe en sus palabras. Eso provocó que a Tamy se le hiciera un hueco en el corazón. Suspiró—. Mira, la verdad no puedo entender por qué razón hizo lo que hizo, pero créeme, eres la persona más importante en su vida.

—Ahora me cuesta creerlo —se encogió de hombros y sonrió sin ganas. Tamy se sintió sumamente culpable al verlo tan apagado—. ¿Te importa si dejamos lo de hoy para otro día? No me siento con muchos ánimos, perdona.

—Está bien, lo entiendo —con un ligero apretón en el hombro y con una gran fuerza de voluntad, dejó a Bill en el sofá.

Antes de salir, Tamy se quedó observando al amor de su vida que le daba la espalda sobre el sofá, triste, cansado… antes de que éste desapareciera al recostarse en su lugar.
Tamy suspiró y salió. Lo que más deseaba en este momento era quedarse con él, abrazarlo y decirle que todo iba a estar bien, poder confesarle la verdad… Exhaló.

Si pudiera se quedaría a su lado, pero ahora tenía otros planes.
Esta noche terminaba con todo esto.

***

El The blue estaba a rebosar. La gente bailaba y brincaba entre características luces azules, unos contentos, otros totalmente ebrios… de cualquier forma el ambiente estaba de locura. Pero eso no lo emocionó en absoluto, al contrario, con tantas personas sería complicado localizar al travieso Tom. Complicado para quien no lo conoce, pero para Tamy era pan comido. Sabía exactamente dónde buscar. Pasó frente a los baños cuando un grupo de chicas llamó por completo su atención. Todas estaban guapísimas y se les veía chispa de divertidas. Estuvo tentado en ir y hacerles plática pero se retractó al segundo. ¿Qué pretendía conseguir luciendo como chica? Además se supone que estaba enojado consigo mismo, no podía estar perdiendo el tiempo justo ahora.
Así que, dejando atrás sus sabios instintos de conquistador, fue directo a la zona VIP y cuando llegó, una cabeza llena de rastas oscuras fue lo primero que atrajo su atención. ¡Bingo!

Con todo el coraje que tenía dentro de sí, se acercó a él y…

STOP

No pudo. Había planeado llegar y reclamarle tantas cosas que incluso su seudónimo de señorita dejaría de ser valido en él. Ante todo, tenía que ser una dama. Decidió observar la situación e idear un plan de ataque.
La chica con la que se encontraba Tom no era nada fea, incluso se sintió intimidada. Venga, que Tom siempre había tenido buenos gustos, así que no tenía que extrañarle en absoluto. El problema era que ahora había dos como él y uno estaba sufriendo en silencio. Entonces pensó en Bill.
Bill… cuánto daño le había causado emocionalmente. ¿Cómo había llegado a ser tan cabeza hueca? Frustrado, decidió hacer lo que debía.
Robarle el ligue a aquella chica.

¡Vamos! Que si quería volver a ser quien era, tenía que poner en práctica lo que últimamente había ideado para conseguirlo. Tragó saliva.

Se acercó sin más rodeos y vio cómo la rubia platicaba con él hablándole al oído (decidió atribuirlo a que la música estaba dolorosamente alta) y con su mano jugueteaba una de las sagradas rastas de Tom. Debía estar sumamente borracho como para permitir eso.
Cuando estuvo a dos pasos, Tom ya había notado su presencia.
Su cara cambió radicalmente.

—¡Tamy! ¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Podemos hablar un momento?

Tom asintió y se paró de su lugar, disculpándose con la rubia. Tamy lo jaló del brazo apartándose lo más posible de la mesa.

—¿Qué pasa? ¿Algo anda mal? —su aliento a alcohol le picó la nariz.

—¡Desgraciado! —¡Cáspita!… se sintió muy tonto al gritar algo como aquello pero fue lo primero que se le pasó por la mente—. Me dejaste plantada y eso no lo decides tú —¿cuándo acá alguien se había atrevido a dejarlo plantado? ¡Nunca!

—¡No te he dejado plantada! Es sólo que… se me cruzó otra cosa —Tamy tuvo ganas de zamparle un bofetón de esos de novelas mexicanas—. Además saldrías con Bill ¿no? ¿Dónde está?

—En su casa, ¿dónde más?

—¿Entonces has venido tú sola?

Las manos de Tamy comenzaron a sudar.
Llegó la hora.

—Sí, hum… yo quería… —trató de morderse la lengua al soltar lo siguiente—: yo quería estar contigo.

Tom la miró con sorpresa durante unos cuantos segundos hasta que inconscientemente sonrió. Por alguna razón inexplicable, le agradó escucharlo.

—Yo creí que te gustaba Bill.

—Bill es una persona maravillosa y muy linda, pero a quien quiero realmente es a ti —lo bueno que no estaba conectada a ningún detector de mentiras si no… Entonces hizo lo que no quería pero que intuía debía hacer. Alzó las manos como que no quiere la cosa hasta que se animó a posarlas sobre los anchos hombros de Tom; se inclinó con lentitud con los ojos fuertemente cerrados hasta estar a escasos centímetros de su rostro y encontrando el valor necesario, se atrevió a besarlo. Fue un beso casto, de tres segundos cuando mucho y muy inocente. Nada en comparación a como Tom acostumbraba a besar. Se sorprendió cuando éste no intentó profundizar el beso. Quizá se debía al cariño que le había cogido en todos estos meses y por su amistad. De cualquier forma lo agradeció bastante.

Cuando abrió los ojos y vio el rostro de Tom, éste estaba sin habla. Una silueta atrajo su atención. Era la chica rubia quien después de contemplar tal escenita, tomó sus cosas y se marchó. Pobrecita.

—Tamy, ¿en qué hotel dices que estás hospedada?

Y había dado en el blanco.

—Mejor vámonos a otro. El mío queda bastante lejos y no creo que la noche sea tan larga.

Tom rio ante eso.

—Vámonos entonces —Tamy asintió. Salieron del lugar tomados de la mano por voluntad de Tom sintiendo una extraña e incomoda sensación ante el tacto, pero ninguno la apartó.

Definitivamente esta sería la noche más larga de sus vidas…

………………………………………………………………………………………………….

:O y empieza la acción…

No te olvides de dejarme un comentario :D