«Barbie Boy» Capítulo 1

Nos vemos de nuevo 😀

Escuchando la canción «Barbie Girl» se me vino esta idea. No tengo mucho que aclarar, Barbie boy es una historia que creció en mi cabeza desde el 2011. A falta de tiempo es por eso que apenas viene llegando en este año xD inició como un oneshot y bueno, el resto es historia haha…

Sólo cuenta con 4 capítulos y ya está terminada así que no demoraré en actualizar :B

………………………………………………………………………………………..

Capítulo 1

 

—Aquí yo, ¿allá quién?

—¡HA-HA! Mira qué risa, Tom.

—¡Andreas! Vaya…—una rápida mirada hacia su reloj— hace dos horas que no me hablas —suspiró— ¿qué es tan importante? ¿Acaso te acabas de dar cuenta que no eres rubio natural?

—Ya, que no tengo ánimo para seguir tus bromas. Salió plan para el sábado, ¿te apuntas?

—¿De qué se trata? —caminó hacia su computadora y se sentó frente a ésta, sin perder atención.

—Una fiesta temática.

—¿Temática? —una ceja se alzó.

—Sí, ya sabes. Como las fiestas de sombreros, de antifaces, de un sólo color de ropa… capici?

—Interesante… ¿Y sobre qué va a ser?

—¡Juguetes!

—¡Puaj! paso.

Escuchó a Andreas reír entre dientes.

—Ay Tom, como te encanta joderme las buenas nuevas —Tom se encogió de hombros, aun sabiendo que su amigo no lo veía—. No puedes tomar una decisión así de importante en tan sólo unos segundos.

—¿Y si lo pienso un minuto?

—Me saldrás con la misma jalada —Tom rio—. Mira, te voy a enviar la invitación por el Face y tú mismo juzgas si vale la pena ir o no. Hay muchas fotografías de varias fiestas pasadas que te pueden hacer cambiar de opinión. ¡Pero anímate! Si no vas no tendré con quién ir.

—No te hagas, Andreas. Tú hablas hasta con la pared. No tendrás difícil hacerte un nuevo amigo que te acompañe.

—Bueno, tienes razón, pero todos son idiotas. Además, no será divertido si no vas, pleaseeeeeeee!

—Ya, ya. Lo pensaré y te aviso —dijo al fin.

 

—Te mando la invitación ahora mismo.

Andreas colgó el teléfono y casi al minuto una nueva notificación apareció en el face de su colega.

—Tú no pierdes el tiempo —dijo Tom al mismo tiempo que abría la invitación. Ahí mismo, un link lo llevó a la página oficial de aquella discoteca tan famosa. En efecto, cientos de álbumes llenos de globos, luces de colores, gente feliz y bailando, rebosaban en cada uno de ellos—. Vaya, fiesta de mimos, ¿a quién se le ocurriría? —y no sólo de mimos, también había de pijamas, terror ¡e incluso de anime! Al parecer esa discoteca tenía una muy buena reputación con sus fiestas y de eso no tuvo duda al leer los comentarios que la gente escribía—. Juguetes… Seguramente será interesante ver eso —cuando menos se dio cuenta, había dado click al botón “asistir”.

En menos de treinta segundos Andreas volvió a llamar ahogado en alegría.

—¿Acaso me skalteas, Andy? —le reclamó entre risas pero Andreas sólo se dedicó a darle las gracias infinitas por aceptar su invitación.

Y la luna del sábado se hizo notar por las ventanas de su hogar.

Tom estaba colocándose la peluca cuando la puerta de su casa fue abierta inesperadamente.

—¿Tom? —el mencionado reconoció al instante aquella voz.

—¡Ahora salgo! —pero más tardó en gritar a que su mejor amigo invadiera su privacidad—. ¡Hey! ¿No te enseñaron a Tocar?  ¿Qué si me estaba bañando?

—Como si no te hubiera visto en peores situaciones —Andreas rodó los ojos y se desparramó sobre el sofá, escrudiñando a su amigo aun en el baño que con apuro terminó de colocarse la peluca. No pudo evitar sincronizar ojos y boca al abrirlos con asombro—. Vaya, vaya… —sonrió, viendo a Tom mirarlo por el rabillo del ojo—, esperaba encontrarme con un pirata o una especie de juguete de acción, pero te has ido completamente por el lado rosa.

Tom frunció la boca y finalmente volteó a ver a su amigo.

—¿Y qué me dices tú? ¿Qué se supone que eres?

—Soy un soldadito, ¿es que no se nota? —se levantó y giró, modelando todo su disfraz.

—Hum, ya veo. Por eso te has pintado por completo de verde. Pensé que podrías ser Shrek versión militar o algo así porque, bueno, la cara ya la tienes, sólo te faltaba… Hey, ¿y tu casco? —Tom sonrió ante la expresión de odio de Andreas, pero él se resignó a menear la cabeza y responder.

—Está en el auto. Ah, por cierto, te ves bien con esos ojazos azules. Te ves bien pero muy, muy, muy gay —sonrió, cruzándose de brazos.

—Como si eso me importara. ¿Acaso me he reprimido en ocultarlo?

—Pues tu bisexualidad se divide entre el Tom masculino y el Tom que le teme a las arañas.

—Sólo cuando pican.

—Es que ni siquiera pican, ¡muerden!

—Como sea… el punto es que descubrí que el muñeco Ken y yo somos tal cual. Guapos, carismáticos y perfectos. ¿Nos vamos?

Andreas resopló.

Si algo tenía claro, es que Tom siempre llevaba las de ganar.

El lugar estaba hasta reventar. Las locas luces de colores dificultaban observar entre la multitud. La gente, como era de esperarse, vestía de una forma muy singular y en ninguna se notaba un ápice de aburrimiento. Todo lo contrario, llevaban una copa en mano orgullosos de sus disfraces, bailando como si fuera lo único válido en esta fiesta. Los ojos de Tom brillaban de pura fascinación.

Andreas, adquiriendo el titulo por sí mismo del experto, lo guio hasta una de las mesas del centro con gran vista, donde ya los esperaban unos cuantos conocidos de ambos.

—Hey, te enteraste que era fiesta de juguetes, ¿no? ¿Por qué vienes de momia? —cuestionó Andreas en tono burlón.

—Soy un muñeco de trapo, sólo que han jugado mucho conmigo y ya me estoy desbaratando —contestó con una sonrisa uno de los chicos de la mesa.

—Pienso que es el peor disfraz de la noche.

—Pues yo pienso que te ves ridículo como Shrek.

Tom ocultó una risilla tras su mano.

—Oh, mira, ahí está el hada. Por qué no vas y le pides un poco de originalidad en tus palabras. ¡Soy un soldado, idiota!

—Yayaya… ustedes van a terminar casándose —interrumpió Tom—. Mejor sírvanme una copa.

—Ahí está la barra, puedes ir tú por la tuya y de paso otra ronda para tus cuates.

—¿Quieren que traiga cinco vasos? —Tom hizo un mohín— Andreas acompáñame.

—¿Yo por qué si me acabo de sentar? Pídeselo a Cody.

—A mí no me miren.

—¡Está bien! Iré pero no les traeré nada. —Sentenció Ken y enseguida se puso de pie. Reclamos empezaron a escucharse de parte de sus amigos pero a Tom poco le importó. Estaba a punto de marcharse hacia la barra, pero entonces la atención de Tom se perdió en algo. Bueno, más bien en alguien—. Quién-es-ella…

Justo frente a su mesa, la puerta principal (la cual estaba elegantemente adornada con luces y una alfombra roja donde todos lucían sus disfraces al entrar), se iluminó aún más cuando una hermosa dama entró al lugar entre alborotos y chiflidos  provenientes de la mayoría de los asistentes, remarcando su notoria popularidad añeja. La vio caminar con glamour sobre la alfombra, saludando con gentileza a los embobados asistentes que no dejaban de mirarla. Su rubia y larga melena se alborotaba en ondas con cada paso completamente coordinado a su ritmo de caderas. Su vestido rosa de tirantes brindaban una buena vista a sus frágiles hombros y Tom tuvo que tragar saliva cuando su mirada se vio atrapada en su clavícula. Nunca antes había pensado que esa parte del cuerpo podía lucir tan sexy, hasta que la vio a ella. Su vestido estaba diez dedos arriba de sus rodillas dejando expuestas sus largas y esbeltas piernas. Sus tacones de diez centímetros la hacían lucir inalcanzable a pesar de que no había necesidad de usarlos pues su alta estatura natural era notoria. Pero quedó completamente noqueado al ver su sonrisa tan dulce y aquellos ojos brillantes y muy bien maquillados que parpadeaban como hermosas alas de mariposa.

Definitivamente Ken había encontrado a su Barbie.

—¡Tom, cuidado! Nos va a ahogar con tanta baba —todos rieron ante el comentario de uno de sus conocidos.

A Tom poco le importó.

—Oh, dios… ¿quién es ella? —un par de corazones habían reemplazado los ojos de Tom. Andreas rio, sacando a Tom de su embelesamiento—. ¿Se puede saber qué es tan gracioso?

Andreas negó con la cabeza entre risas y se puso de pie, colgando un brazo por los hombros de su amigo.

—Tú eres el gracioso, Tom. No es ella, es él —y entonces la burbuja de Ken explotó.

—¿Qué? —vio a su amigo apuntar discretamente hacia su prospecto.

—Barbie, es un chico —aclaró Andy.

Tom enarcó las cejas y con rapidez volteó a verlo, justo para mirar cómo su Barbie Boy se acomodaba el busto inimaginablemente falso.

—Quién lo diría —fue lo único que se le ocurrió decir. Vale, no era una chica, pero era estos casos en los que Tom agradecía jugar en ambos lados de la acera.

—Su nombre es Bill Kaulitz —Andreas le contó— el maestro de los disfraces. Con decirte que es el más popular por estos lares. Todo mundo lo conoce, bueno, por lo que veo todos menos tú. ¿Ya ves? Por eso es que debes salir conmigo más seguido.

Tom no podía quitarle la vista de encima. ¿En verdad era hombre? Andreas había dicho que sí. Su caminar, su sonrisa, todo era tan embriagador y no era el único anonadado. Un grupo de chicas se le acercaron y se tomaron unas fotos con él. Pero no venía solo. Venía junto con una botarga de oso y un Buzz light year. Este último lo traía de la mano y eso hizo sentir a Tom un poco incómodo.

—¿Qué onda con el tipo que viene con él? Desentona mucho con su disfraz.

—¿Te refieres al Buzz? Es su novio o algo parecido —respondió Andreas algo inseguro—. No sé, siempre vienen juntos.

—O sea, ¡¿eso es su novio?!

—¿Qué tiene de malo? Es guapo.

—Pfft… de dónde —Andreas reviró los ojos. Podía olerlo, podía verlo. Tom estaba celoso y lo confirmó cuando vio a su amigo avanzar—. Voy a hablarle.

Y aquí venía el Tom decidido que siempre le causaba dolor de cabeza al pobre de Andreas.

—Ey, ey ey… ¿no escuchaste? ¡Viene con el novio! Ese Georg es muy celoso. No lo deja solo ni un minuto y cuando se le pierde lo busca por cielo mar y tierra. ¿Por qué crees que no le hablo? Si acaso conozco a Bill es por su popularidad, todo mundo lo conoce. Pero es un hecho que ese Buzz es muy posesivo y conozco tus intenciones, Tom. Tú no vas en plan “amigos”.  Así que calma tus hormonas.

—Me aburres Andreas. Hablas demasiado. Sólo voy a saludarlo, no hay nada de malo en hacer eso —sonrió y su amigo reconoció esa sonrisa pícara.

Andreas suspiró.

—Ya, está bien, no me meteré. Haz lo que te plazca.

—Eso quería oír. —Y decidido caminó hacia el chico Barbie.

Mientras caminaba hacia él pudo darse cuenta de lo ciertas que eran las palabras de Andreas respecto a su popularidad. Había muchos juguetes rodeándolo para tomarse una foto con él. Con todos era muy amable y su sonrisa no desapareció en ningún momento. Y cuando Tom logró colarse con dificultad entre la multitud hasta llegar adelante, el gran ajetreo de la gente causó que lo empujaran hasta entrar al círculo; quedando justo frente a él quien lo miró un poco sorprendido por su inesperada aparición.

—Am, hola —saludó Tom.

Y pareció perderse en su propio mundo cuando vio a La Barbie distraerse en él… o más bien en Ken, porque era todo lo que el chico veía realmente y Tom era consiente que esta noche era idéntico a Ken. Siguió su discreta mirada y la vio subir y bajar por su cuerpo de muñeco, causándole un pequeño cosquilleo en el estómago. Escuchó una bonita risita de él cuando se percató del alboroto que la gente hizo al ver juntos a la pareja de muñecos más cotizada del mundo entero. Los gritos y flashazos no se hicieron esperar. Su sonrisa fue más bella cuando por fin esos maravillosos ojos miraron los suyos.

—Hola —respondió su saludo amablemente. Estuvo a punto de perderse en su mirada hasta que Barbie habló de nuevo—. Ken, ¿no se supone que cuidarías a los niños en casa? —todo mundo rio ante la broma, todos menos Tom, quien no alcanzó a entender el chiste debido a que seguía atontado con su bella sonrisa infantil. A escasos segundos estuvo de hablar cuando lo interrumpieron.

—Por favor, ¿les podemos tomar una foto juntos? ¡Ambos se ven geniales! —un grupo de chicas vestidas de diversos juguetes preguntó.

—Hum… —Tom miró a Bill sin saber qué decir exactamente cuando éste último respondió por ambos.

—Claro —la Barbie se acercó a Ken y él obediente posó a su lado, rodeando instintivamente su delgada cintura en un abrazo amistoso. Sonrió cuando Barbie hizo lo mismo.

Y dando vida a su papel, ambos sonrieron para las fotos, porque sí, uno preguntó pero todos aprovecharon a paparazzearlos de pies a cabeza. La lluvia de fotos les tomó varios minutos hasta que Bill fue quien se apartó primero.

Tom tenía una sonrisa tonta en el rostro, estaba más embobado que un niño matando hormigas.

Bill ladeó la cabeza.

—Bueno, ¿tú también quieres una foto? —preguntó un poco impaciente.

Tom salió de su trance.

—Perdona, ¿qué?

—¿Qué es lo que querías? ¿Una foto?

—¿Foto? No, bueno, sí me encantaría pero no he venido por eso.

—Oh, ¿entonces qué quieres? —parpadeó interrogante.

—Sólo quería invitarte una copa o… lo que gustes.

Barbie resopló una risa sin humor.

—¿Estás consciente de que soy un chico?

—Sí, ¿cuál es el inconveniente? Ya tenemos algo en común.

Bill abrió los ojos ante la respuesta del ken. Se esperaba todo menos aquello. Y es que no era la primera vez que lo confundían con una chica.

—No estoy disponible, lo siento —Barbie le brindó un gesto de disculpa pero Tom no se conformó con eso.

—No te estoy pidiendo matrimonio, sólo charlemos. ¿Hay mal en ello?

—No gracias. Y no te tomes el personaje muy al marguen —Bill le guiñó el ojo como despedida y se giró hacia su novio, quien no había apartado la mirada ni un segundo de ambos, y dejó a Tom con la palabra en la boca y una profunda decepción—. ¿Nos sentamos? —le dijo a Buzz— los tacones empiezan a lastimarme.

El novio asintió mientras le recriminaba las veces que le advirtió que esos tacones serían mortales y él no quiso escuchar. Buzz, que en realidad se llamaba Georg, lo tomó de la mano y ambos junto con el oso y otros dos más, caminaron hacia una de las mesas del lugar. Buzz depositó un beso en la colorada mejilla de la Barbie sin apartar la mirada del Ken.

Tom se quedó parado como idiota viendo al grupo de amigos alejarse.

Le habían dicho que no. ¡Nadie le había dicho antes que no! ¿Cómo debía tomar aquello?

—Otra copa más camarero…

Más bien el Bartender y no camarero, le sirvió otro trago más al moribundo Ken. Lucía tremendamente aplastado.

Un ajetreado soldadito verde suspiró a su lado.

—Tom ¡basta! Estás siendo demasiado dramático respecto a esto —le recriminó siendo incapaz de creer lo que veía.

—Andy, me dijo que no. No estuviste ahí, ¡fue cruel! ¿Por qué lo hizo? ¡Vine como Ken! Eso debió haber sumado puntos extras ¿no? ¿O es que me veo demasiado gay? ¿Es por eso que prefiere a los astronautas? ¡Carajo! ¿Por qué no vine de astronauta? —se tomó el trago de un sorbo y enseguida recostó la cabeza en la barra.

Andreas se rascó su verde nuca.

—Porque esto es una fiesta de juguetes, ¡no de la nasa! Además no tiene nada que ver tu disfraz, Tom. ¡Él tiene novio! ¿Eso no cuenta para ti?

—Sí, sí, ya sé, soy patético. Pero… —Tom miró por encima del hombro de su mejor amigo y exhaló—, no sé, en serio me gustó. Sólo míralo, se ve tan lindo cuando sonríe.

Andreas dirigió una rápida mirada hacia la mesa de Bill que casualmente estaba justo detrás de ambos. Y bueno, Tom estaba en lo correcto respecto a su hipnótica sonrisa, pero esto era ridículo. Tenía que sacar a Tom de esta estúpida depresión pos Barbie.

Entonces hizo lo que creyó conveniente. Lo que sólo un buen amigo hace por otro.

Tomó vuelo y ¡PLAF!

Se cubrió la boca al no esperar que la mejilla de Tom gritara tanto.

—Uy…

—¡HEY! —Tom se sobó la mejilla y asesinó a su amigo de dos pupilazos—. What’s your fucking problem?! —ya le estaba hablando en english. Andreas reconoció aquel rasgo típico de él cuando alcanzaba un rango alto de enojo.

Pero aun así sólo se encogió de hombros, bastante acostumbrado.

—Lo siento Tom pero tenía que hacerte reaccionar.

—¡Pero no tenías que abofetearme!

—Las palabras nunca funcionan en ti —se defendió el soldadito de guerra—. Venga Tom, bailemos ¡divirtámonos! Olvídate de ese “NO” de una vez. Sabes que puedes conseguir a cualquier otra persona con sólo tronar los dedos.

Tom se quedó pensando unos segundos. Al final asintió y se puso de pie. Andreas sonrió creyendo haberlo convencido pero se estaba adelantando a los hechos.

Tom se sentía impotente y ese malestar lo estaba matando. Se estaba dejando vencer tan fácil que casi se desconoció a sí mismo. ¿De cuándo a acá ocurría algo como esto? Y es que ni siquiera se trataba de un juego o una simple conquista. Él sentía que cupido había bajado esta noche y una de sus flechas había atravesado su corazón cuando lo vio entrar por esa puerta. Esto no era solo un caprichito más… ¿Acaso era esto amor a primera vista? Decidió que era tiempo de averiguarlo.

—¿Sabes qué? ¡No! —encaró a Andreas. Este último levantó una ceja.

—¿No? ¿No a qué?

—No me voy a dar por vencido, no me voy hasta no haber conseguido su número aunque sea.

—¡Tom, por favor basta! Hazme caso… ¡Hey! ¿A dónde demonios vas? ¡Ven aquí!

Pero Tom no escuchó más. Tenía cosas más importantes qué hacer…

……………………………………………………………………………

Y este fue el primer capítulo. ¿Les gustó? D: ¿Qué creen que pase en el siguiente? 😀 Por favor, haganme saber lo que opinan con sus comentarios, es muy importante para mí *–*
Si todo va bien, nos vemos muy pronto ❤

2 pensamientos en “«Barbie Boy» Capítulo 1

No te olvides de dejarme un comentario :D